jueves, 30 de abril de 2009

Monòlogo intervenido de alguien sin voz




Desaparezco y renazco, intermitente y continuo a la vez.
¿Efímero? sólo de apariencia, pues permanezco siempre en la memoria; de hecho
mi existencia depende de ella.
Soy testigo de la vida y del tiempo.
Omnividente, omnipresente.
No, no, no! ... no soy Dios
Ja ja ja, tampoco soy una adivinanza, aunque es el concepto más parecido al inicio de este relato.
¿Por qué estoy aquí? podrán preguntarme... ¡ay!, esa es una larga historia; que pretendo resumir en unos cuantos renglones.
No me salvo. Soy como cada ente que existe y tengo mis necesidades, pues como cada ser humano que anda por ahí yo necesito expresarme. Algunos lo hacen nada más hablando y para decir tonterías –aquí entre nos: la gran mayoría-, otros lo hacen gritando, otros actuando, otros pintando, otros cantando, otros... mh, mh, mh, olvidé que había dicho que resumiría esto a unos cuantos renglones; aunque ustedes disculparán, eso no se me da con facilidad, pocas veces me dejan hablar y ahora que tengo la atención de unos cuantos -o al menos la tuya-, me permitiré explayar.
Tengo tantas cosas que decir que no sé por donde empezar... y tampoco te quiero aburrir. Debo confesarte que además de expresarme me interesa trascender en ti y estoy convencido de que cuando más soy recordado es cuando enseño algo a alguien, quizá esta sea la fórmula que deba seguir para no ser olvidado por ti:
Una noche en una habitación oscura una anciana enflaquecida se mece inmóvil sobre su silla, ni un respiro parece salir de ella, sé que está viva porque sus ojos aún dejan ver ese brillito que refleja el único haz de luz que penetra su anónimo mundo, su mirada clavada en la puerta esperando que algún día alguien llame, pero nunca nadie llegó.
Al mismo tiempo, un espejo colgado en un recibidor está harto de ser ignorado excepto cuando se vuelve alguien más, desea cambiar, ha pensado que sería mejor ser opaco y ya no reflejar más, quizá volverse de mercurio y fluctuando cambiar la realidad. Pero lo más que ha podido alcanzar es cargarse de energía y estrellarse en pedazos, alarmando a nadie, pero feliz reflejando algo diverso con cada parte de su ex-todo.
La última hoja de una rama está aburrida de seguir suspendida del árbol, sin embargo sigue siendo capaz de gozar cada día cómo es besada por el rocío de las mañanas.
Una piedra logra rebotar tres veces sobre la superficie de un lago, después de intentos fallidos que costarían la vida a decenas de colegas que fueron ahogadas por la mano verduga de un niño.

A esa hora, una mujer olvidada por la guía de las estrellas sentada en su cama resuelve aprobatoriamente el conflicto de dejar o no con vida al ser que habita sus entrañas, tiene a un mundo en su contra, pero es momento decisivo para alguien que será alguien.
Una mariposa avanza hacia el frente sin saber por qué, muchas van hacia allá. Vive su larga vida de incontables minutos sin preguntarse de donde viene y a donde va. No sabe que nació en el camino y que en él morirá. Ahora vuela hacia el frente. Sólo yo sabré que fue.
En un estanque considerado por las ranas como zona peligrosa, hay una de ellas que sin oír consejos se pone a cantar a la luna, recién dejó de ser renacuajo y piensa que no tiene por qué reprimirse, está croando. Ahora va volando, sintiendo como sopla el viento nocturno entre las fauces de un murciélago.
Alguien maldice por lo que perdió mientras que por el mismo objeto alguien da gracias por encontrar lo que siempre soñó.
En otro sitio una hormiga perdida deja de caminar cansada sintiendo llegar el fin, hubiera sobrevivido buscando alternativas; que pena que el hubiera no exista.
Desde su monitor de PC una persona curiosa y escéptica se ve inesperadamente abordada por otra en la sala de un chat, desconfiados ignoran que es el inicio de una larga y enriquecedora relación.
Los ojos de un preso inocente recargado en su almohada, soñando despierto esta última noche antes de volver a ser libre.
Un cascarón rompiéndose...
Una gota formándose...
Un globo explotando...
Una ventana...
El verde...
Palabra .
.
. Me gustaría decirte más pero creo que no es necesario.
Como puedes darte cuenta soy siempre testigo de cambios, feliz espectador de cosas buenas e impotente estatua inerte ante las cosas malas, acostumbrado a momentos trascendentes, sentenciado a jamás interferir.
Siempre viviendo, siempre observando, siempre siendo vehículo de grandes decisiones.
Hoy me he atrevido a contar de esas cosillas simultáneas que a diario vivo.
He decidido confrontar a mis rivales, retar y competir con la fotografía, existir y no por estar en un diario, narrarme y no ser narrado. Hoy salgo a enfrentar lo que soy y a durar por lo que soy.
Un INSTANTE orgulloso dispuesto a subsistir.